Campo visual 2013
Galería Marita Segovia. Madrid
El tiempo no puede separarse del espacio, luego los cambios cromáticos que indican el paso del tiempo, trascurren en algún lugar.
Políptico fieltros cosidos e hilos sobre metacrilatos de colores. Medidas variables
Hilos dentro de porcelanas agujereadas.
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El tiempo empezó siendo la obsesión de la que hablaba Mercedes Lara con sus piezas cambiantes.
Para ello utiliza la luz variable, con led,s RGB a modo de bucles y con ella el color transforma sus “pinturas”.
Pero el tiempo no puede separarse del espacio, luego los cambios cromáticos que indican el paso del tiempo, trascurren en algún lugar. Con la luz interpreta el tiempo, su cambio, su continuo movimiento y nuestra percepción eternamente distinta. Esto conecta con el Mito de la caverna de Platón y nuestra pequeñez, nuestra dependencia de donde, cuando y como miremos o veamos las cosas, y su siempre e incesante variabilidad.
Lo que hace Lara, es meter trozos de tierra en cajas, como lo haría el Principito con su cordero y agujerear estas.
En este caso, el espacio elegido es Canton. Después de buscar mapas de Guangdong, los ha interpretado e intervenido , unos con simples dibujos y otros tejidos de la forma en la que una araña tejeria su tela.
El espacio y el tiempo, son las grandes preocupaciones, y sin embargo no tenemos en absoluto el control de ellas, están fuera de nuestro alcance, son una especie de agujeros de los que no podemos escapar.
Sus materiales son los hilos, por su fragilidad y su maleabilidad, y la luz y su ritmo cambiante por la conexión directa con el paso del tiempo.